Andrés Valiente: «La del ingeniero es una profesión muy vocacional que ofrece muchas posibilidades de promocionar al máximo nivel en el campo profesional.»
El pasado jueves 18 de abril se le entregó a Andrés Valiente Cancho el premio al Ingeniero Destacado de la Demarcación de Madrid del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Investigador y Profesor Emérito de enorme experiencia en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Valiente sigue trabajando hoy en el Departamento de Ciencia de Materiales. «El valor fundamental de este premio es el reconocimiento de tus propios compañeros -destaca el profesor-. Sobre todo teniendo en cuenta que una de las características más comunes de los ingenieros de la Escuela de Caminos es que somos bastante autocríticos. Que hayan sido mis propios colegas los que lo propusieron revaloriza esta distinción».
Valiente se graduó en la UPM con matrícula de honor en 1976 y de inmediato empezó a ejercer la docencia. Hoy sigue en ese rol y trabajando en proyectos del departamento de Ingeniería de Materiales. «La del ingeniero es una profesión muy vocacional que ofrece muchas posibilidades de promocionar al máximo nivel en el campo profesional. Cuando hablas con gente que trabaja en empresas extranjeras, te dicen que el ingeniero español es capaz de afrontar problemas que los demás muchas veces no son capaces de abordar. En el campo académico, en cambio, el progreso depende de muchos factores. Que haya una plaza disponible, por ejemplo».
Subdirector de la Escuela de Caminos durante muchos años, Valiente no tenía ningún antecedente familiar relacionado con la ingeniería, pero se decidió por la carrera impulsado por su interés por las matemáticas. «Pero mi familia no veía un futuro ahí, entonces conseguí los planes de estudio de diferentes carreras y conté cuántas asignaturas vinculadas con las matemáticas tenían. La ingeniería de Caminos, Canales y Puertos era la que más tenía, la que más se ajustaba a mis intereses».
Hoy este experimentado ingeniero y docente trabaja investigando en torno a las nuevas tecnologías aplicadas a materiales estructurales. «Tenemos muchas más herramientas que antes -asegura. Combinamos diferentes técnicas, o la teoría y los experimentos para sacar nuevas conclusiones […]. Lo importante es que nos dedicamos a lo que nos gusta. Eso es una gran suerte».
Siempre ligado a la docencia y la investigación, Valiente obtuvo la plaza de Profesor Titular de Universidad en diciembre de 1982 y la de Catedrático de Universidad en 1989 en al área de Conocimiento, Ciencia de Materiales e Ingeniería Metalúrgica que ocupó durante 34 años, hasta septiembre de 2023. También dirigió cinco tesis doctorales, todas calificadas con sobresaliente cum laude y tres de ellas galardonadas con el Premio Extraordinario de Doctorado de la UPM. Fue miembro del equipo del equipo investigador de la Universidad en dieciocho proyectos nacionales e internacionales sobre ingeniería de materiales estructurales en siete de ellos como investigador principal.
Cuando subió al escenario para recibir el premio, Valiente agradeció primero a sus compañeros de Demarcación de Madrid y dijo que era «un honor, un privilegio y una sorpresa».
También destacó los que para él son los aspectos relevantes del premio: «Es un gran respaldo para los que nos dedicamos a la ingeniería civil desde la investigación y la docencia, porque iniciativas como esta han contribuido a que el enfoque de la investigación en las escuelas de ingeniería haya cambiado para mejor sobre todo en los últimos veinte años -señaló-. Antes para conseguir un proyecto de investigación había que diseñarlo con criterios muy academicistas, alejados de la ingeniería si se quería obtener una subvención pública para financiarlo. Hoy, en cambio, las consultoras y las empresas constructoras acuden muy pronto a la UPM para contratar investigación cuando aparece la necesidad de una colaboración».
Recordó además que en 2009 se le concedió este mismo premio a Manuel Elices Calafat, su gran maestro. «Sin él, no estaría en el lugar donde me encuentro hoy», remarcó Valiente. «Y el mejor homenaje que puedo rendirle es repetir las palabras que pronunció cuando recibió ese premio hace trece años. Enunció un principio elemental de la ingeniería informática: lo que funciona no lo toques», agregó.
«Y lo que funciona en la Ingeniería de Caminos está recogido en dos referencias bibliográficas que tienen bastante antigüedad: la Real Orden de Carlos IV de 1799 que dio lugar a la creación, tres años más tarde, de los Estudios de la Inspección General de Caminos y Canales por parte de Agustín de Betancourt, donde está perfectamente descrito el perfil del ingeniero de caminos que hoy sigue vigente; y por otra parte, la metodología didáctica que se debe aplicar para llevar a cabo ese proyecto formativo la podemos encontrar en una conferencia magistral de Leonardo Torres Quevedo donde está perfectamente establecido el propósito de la enseñanza y cómo debe llevarse a cabo. Hoy, una de las titulaciones menos amenazadas por la Inteligencia Artificial: física, matemáticas y aquellas ingenierías que tienen las tareas menos automatizadas y los planes de estudio de la Escuela de Caminos contienen una mezcla equilibrada de todo eso».
En este mismo acto, organizado por la Demarcación de Madrid del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, se entregaron otros premios a egresados y profesores de nuestra Escuela: el premio al Ingeniero de Caminos Joven, para Emilio Prous Prindado, egresado de la primera promoción de grado y Máster en Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos; el Premio Caminos Madrid a la mejor actuación en materia de proyectos de ingeniería u obra desarrollada por una pyme, para Juan Carlos Arroyo, profesor de la Escuela, por la Torre de Colón; el Premio Caminos Madrid a la mejor obra, para el profesor de Caminos UPM Tomás Ripa, por el nudo norte de la Calle 30.